martes, diciembre 30, 2008

De la PAE, los/as honorables, el TC y otras ciudadanías


Columna publicada en The Clinic

Por Natalia Flores G, Secretaria Ejectuiva, Observatorio de Género y Equidad


Marzo del 2008 inauguró el año laboral no sólo con los tradicionales avisos publicitarios de cuadernos, uniformes escolares, patentes automovilísticas y créditos por los gastos de vacaciones, sino que innovó (bueno la verdad no tanto) y agregó a ese listado la discusión en el Tribunal Constitucional sobre el recurso presentado por 36 diputados de la Alianza por Chile en contra de las Normas Nacionales de Salud Sexual y Reproductiva. Pretendían así prohibir no sólo la distribución de la píldora del día después (PAE) en los consultorios del Ministerio de Salud, sino también la atención en confidencialidad a menores de edad, toda entrega de pastillas anticonceptivas que tuvieran Levonorgestrel y, lo más increíble, la implantación del dispositivo intrauterino, más conocido como T de cobre.



Para los y las lectoras, dicha situación podría ser casual, pero no para quienes trabajamos por las libertades ciudadanas, y en especial, por los derechos que tiene las mujeres a decidir sobre su sexualidad y su cuerpo, nosotras no hemos perdido la memoria. No es la primera vez que fuerzas fundamentalistas y conservadoras utilizan diversas estrategias legales para restringir los derechos de las personas o imponer sus creencias sociales-religiosas y políticas al resto de la ciudadanía. Muchos ejemplos hay al respecto: miremos un poco para atrás y las imágenes de pequeños pero poderosos grupos criticando las campañas de prevención en VIH-SIDA, las rasgaduras de vestiduras ante una supuesta distribución de condones a niños para censurar inmediatamente las JOCAS, etc.


Así como a comienzos del 2000 le tocó a la Corte Suprema discutir sobre la constitucionalidad de una política pública que incluía la entrega gratuita de la anticoncepción de emergencia, proceso que terminó autorizándola, este año le tocó al Tribunal Constitucional. Los actores, los/as mismos/as, el conocido abogado Jorge Reyes, algunos con nuevos rostros (algo así como las nuevas ropas del emperador), esta vez personificados en diputados y diputadas de la Republica. Exacto, aquellos/as que la ciudadanía ha elegido para representar sus intereses en el contexto nacional. Lo diferente, la respuesta de esa misma ciudadanía que salió las calles a manifestarse abiertamente en contra de un fallo que se consideró injusto y atentatorio contra sus derechos adquiridos.


El poder ciega, y lo que sucedió en abril de este año en Chile fue un claro ejemplo de esta afirmación. ¿Qué pasó por la mente de esos/as “honorables” legisladores/as que pensaron que su intención de imponer su forma de vida en términos hegemónicos pasaría desapercibida, o sería bien aceptada por un país que diversos estudios muestran más progresista, que acepta más la diversidad sexual, que está de acuerdo con la despenalización del aborto, es decir que claramente tiene otros valores y considera que la libertad de decidir su estilo y forma de vida no es restringible ni consensuable? ¿Tan poca valoración de sus propios/as electores/as tienen? La respuesta es simple: nunca imaginaron una respuesta ciudadana de tal tamaño, porque si hubiera sido distinto, no nos habríamos enfrentado a excusas baratas y poco creíbles, como las del legislador de la UDI Lobos, diciendo ante todo Chile que en su calidad de diputado de la República firmó una hoja en blanco, o que nunca leyó el recurso ante el TC.


Las lecturas de dicho proceso son variadas. Hasta el día de hoy no recuerdo (exceptuando el movimiento pingüino) una causa que haya movilizado tan fuertemente a mi país bajo los gobiernos democráticos. Durante un mes, la libertad de decidir sobre tu propia sexualidad fue el tema de discusión, que logró salir del ámbito tradicional de las organizaciones y ONG de mujeres o de aquellas que trabajan en el área de los derechos sexuales y reproductivos y permear al resto de la sociedad civil, a hombres y mujeres no organizados. Pasamos de la vigilia de una cincuentena de mujeres y algunos hombres fuera del edificio del TC, a convocar a cientos de personas. En casi todo Chile se realizaron foros, seminarios, charlas, programas radiales y televisivos; se escribieron columnas de opinión, cartas al director, reportajes. Miles de chilenos y chilenas se movilizaron exigiendo el respeto, participación y explicaciones a sus autoridades.


En medio de tanto ruido, tanta gente, tanta pregunta, nos encontró el trascendido que decía que la sentencia sería a favor del recurso completo. Al día siguiente, miles de personas se dieron cita en diversos puntos del país, tanto así que el Tribunal Constitucional se vio obligado, por primera vez en su existencia, a publicar una declaración en que aclaraba el alcance de un fallo aún no dictado e informaba que el 22 de abril daría a conocer su resolución final. Llegada la fecha no hubo sorpresa bajo el sol: nuevamente los fundamentalistas de la derecha conservadora hicieron notar su poder y prohibieron la entrega de la Píldora del día después en los consultorios del MINSAL. El pueblo se enojó y lo hizo sentir con fuerza esa misma noche: alrededor de 35.000 personas marcharon a lo largo del país demostrando su repudio al fallo. No quedó lugar en que al menos una persona se parara con un cartel que rechazara el fallo, hombres, mujeres y jóvenes; heteros, lésbicas, gays y tansgéneros/as; católicos/as, protestantes, agnósticos/as y ateos/as; políticos/as, sociedad civil organizada y gente común y corriente salió a las calles generando una manifestación cívicamente responsable, respetuosa de sus propias diversidades, informada y exuberante.


¿Qué nos deja, en resumen, el relatado proceso? A mi parecer, una serie de aprendizajes y desafíos que debemos enfrentar. Entre los primeros está el haber sido capaces como movimiento de mujeres de prever escenarios, entender que la construcción de alianzas con otras organizaciones y espacios políticos nos permitiría mayor fuerza en la generación de control ciudadano y de exigencias de profundización de la democracia (ejemplo de ello fue la creación del Movimiento por la Defensa de la Anticoncepción), la incorporación nuevas formas de acción política, como las ya no tan nuevas formas comunicación (e-mail, listas de distribución, blog, portales Web) y la creación de nuevas estrategias comunicacionales (distintas vocerías, incorporación de líderes jóvenes).


En cuanto a los desafíos, estos no son menores, porque la pregunta es inmediata ¿Qué sucedió después con esta gran masa crítica movilizada durante abril en pos del respeto de su libertad sexual y reproductiva? La dispersión posterior puede explicarse desde diversos lugares: ya sea por debilidad -en términos de capacidad de quienes formamos parte de la sociedad civil organizada- de darle continuidad al proceso iniciado (organizaciones atomizadas, falta de recursos institucionales, etc.), pero también la actitud de parte de esos/as miles de hombres y mujeres que no logran dar un paso y hacerse cargo de que su deber como habitante de un país democrático es generar una ciudadanía activa, observante y crítica, que va más allá de la asistencia a una marcha determinada.


Sin embargo, a partir del 22 de abril de este año sabemos que contamos con un capital que no se pierde, que se actualizará en nuevas oportunidades en que confluya una conducción adecuada y un motivo tan potente como es el intento por parte de quién sea de decirnos como vivir nuestras vidas, es decir, de meterse en nuestros cuerpos, tal como decía el grito que se escuchó hasta el cansancio de “Alerta ciudadanos y ciudadanas que ahora la alianza, los curas, el fundamentalismo, se mete en nuestras camas”

sábado, diciembre 06, 2008

El cumplimiento de los partidos de sus compromisos y normativas internas para alcanzar la equidad de género


En la primera elección municipal en democracia (1992), la mayoría de los partidos políticos que presentaron candidaturas, no contaban con cuotas internas de representación de género, es decir, en sus estatutos nada decía sobre la justa repartición del poder entre hombres y mujeres. Hoy en día, la mayoría de esos mismos partidos han modificado sus normas internas, incluyendo en éstas acciones positivas de género como la creación de vicepresidencias, secretarías o departamentos de la mujer y cuotas de representación en cargos (entre el 20 y el 40%), por lo que deberíamos entender que la cantidad de mujeres en candidaturas de elección popular deberían haber aumentado considerablemente, situación que no sucedió en esta ocasión.

¿Cuál fue el cumplimiento de las normativas internas considerando que, al no existir legislación nacional que los obligue, han sido generadas a partir del consenso de los propios partidos, sus dirigencias y militantes? A continuación examinamos a los 4 partidos que forman parte de la Concertación de Partidos por la Democracia: los Partidos Socialista, Demócrata Cristiano, Partido por la Democracia y Radical Social Demócrata.


Partido Socialista:

El Partido Socialista de Chile integró a su estatuto interno en 1998, en su Congreso General Extraordinario “Clodomiro Almeyda Medina” realizado en la ciudad de Concepción, dos acciones positivas para la equidad de género, la elección de una Vicepresidencia Nacional de la Mujer (cargo unipersonal elegido por el Comité Central) y la aplicación de una discriminación positiva de a favor de las mujeres la totalidad de miembros de los organismos colegiados del Partido[1], donde la participación de las militantes no podría ser inferior al 30%. Este porcentaje posteriormente fue aumentado al 40%, modificando además el concepto a la representatividad de género.

Independiente de la falta de normas internas que aseguren igualdad de género en la presentación de candidaturas a cargos de representación popular ha existido, a partir de las últimas dos elecciones municipales una preocupación, tanto de la Vicepresidencia de la Mujer, como de otros núcleos de militantes organizadas, de trasladar el porcentajes antes señalado al espacio de la presentación de listas en las elecciones ciudadanas. De este modo, como el cumplimiento del 30 ó 40% ha pasado a formar parte del imaginario militante, de acuerdos congresales y de discursos de dirigentes, sin que ello se traduzca –necesariamente- en el cumplimiento de estos porcentajes.

En estas elecciones municipales 2008, el PS llevó a 72 candidatos/as al cargo de alcalde, 17 fueron mujeres, es decir el 23,6%. En el caso de las candidaturas a las concejalías, de 832 postulantes, sólo el 27,6% fueron mujeres (230 candidatas). Es decir, faltaron 12 candidatas a alcaldías y 103 a concejalías.


Partido Demócrata Cristiano:

El Partido Demócrata Cristiano ha incorporado a su legislación interna el concepto de “igualdad de oportunidades” en forma similar al Partido Socialista, su estatuto hace mención a un Departamento de la Mujer y a la aplicación de una acción positiva que asegure que ninguno de los géneros retenga más del 80% en cargos de elección interna[2]. No se hace mención a los cargos de representación popular en términos de participación equilibrada en términos de género.

En estas elecciones 2008, sólo el 14,7% de las 136 candidaturas a alcaldías correspondió a mujeres (20 candidatas) y 192 de las 887 candidaturas a concejalías fueron mujeres (21,6%). De acuerdo son su normativa, en el caso de las concejalías sí se cumplió la cuota, pero no así en el caso de las alcaldías, donde faltaron 7 mujeres candidatas para alcanzar el 20%.


Partido Radical Social Demócrata:

El Partido Radical Social Demócrata ha incorporado en su estatuto interno dos normas que hacen referencia a la incorporación de mujeres en los espacios de poder interno. La primera exige que uno de los tres Vicepresidentes Nacionales, que integran el Comité Ejecutivo nacional (CEN) sea mujer[3]. Y la segunda establece la creación de una Organización de Mujeres[4] cuyo carácter es sectorial y de asesoría técnica, pero no integra la dirección nacional.

La normativa interna de dicho partido nada dice con respecto a participación equilibrada de hombres y mujeres en el resto de la institucionalidad orgánica y de representación popular, situación que llama la atención si se considera que el Partido Radical fue un actor político clave para la lucha de las mujeres por el derecho a voto y la ciudadanía plena, y es considerado parte del “bloque progresista” del conglomerado gobernante.

En esta elección municipal el PRSD sólo llevó 2 candidatas mujeres ente 28 candidaturas al sillón municipal (7,1%) y respecto de las candidaturas a concejalías, de 713 candidaturas 152 correspondieron a mujeres (21,3%).


Partido Por la Democracia:

El Partido por la Democracia es un partido que ha mostrado avances en clave de género, como fue la ampliación -en su último congreso ordinario- del principio de igualdad de oportunidades, pasando de la creación de una Secretaria de la Mujer y el establecimiento de cuotas de representación en términos de género en cargos internos, al establecimiento del 40% de mujeres en todos los cargos de elección, sean estos de la estructura interna o como en elecciones populares[5]. Se transformó así en el único partido político chileno que considera una cuota de género más allá del espacio de elección interno. Ello no quiere decir necesariamente, que esta normativa se cumpla.

En las recientes elecciones de autoridades municipales el PPD llevó 65 candidaturas al cargo de alcalde, correspondiendo sólo el 12,3% a candidaturas femeninas (8 candidatas). En el caso de las concejalías, de 678 postulantes, 193 fueron mujeres, con el 28,5%, el porcentaje más alto entre los partidos de la Concertación, pero muy lejano al 40% comprometido. En el caso de las alcaldías, faltaron 18 candidatas, y en el caso de las concejalías, 78.


En síntesis, ninguno de los partidos superó el 23% de mujeres candidatas a las alcaldías ni el 28% en las concejalías. El déficit de mujeres candidatas es evidente.

Si se examina las cifras según conglomerado, éstas no difieren mayormente, aunque la Concertación de Partidos por la Democracia fue el pacto político que porcentualmente llevó menos mujeres candidatas al sillón municipal: de 329 candidaturas, sólo 50 fueron mujeres (15,2%). En cambio la Alianza por Chile llevó 68 mujeres entre 340 candidaturas a alcaldías (20%) y el pacto Juntos Podemos llevó 39 mujeres entre 191 candidaturas, con el porcentaje más alto de mujeres, equivalente al 20,4% de sus postulantes a alcalde.

En cuanto a las concejalías, si bien la existencia de dos listas en la Concertación amplió la cantidad de postulantes a dichos cargos municipales, ello no implicó una reducción de la brecha de género.


* Natalia Flores G, Observatorio de Género y Equidad. Este artículo es parte del reportaje "ELECCIONES MUNICIPALES 2008: Los partidos y las candidaturas de mujeres" acceda a éste aquí


miércoles, noviembre 12, 2008

Género, una cuestión de tela


¿Género, corte y confección?, si una pudiera ganarse cien pesos por cada vez que recibe el típico comentario al comenzar una charla, conferencia o clases, puchas que sería millonaria, quizás las únicas personas que me ganarían serían quienes estudian derecho y deben aguantar hasta el cansancio que les contesten que si estudian para ser chuecos.

Pero si tanto les gusta la frase, quizás ya sería hora de comenzar a usarla, por quienes trabajamos desde la perspectiva del género. Al final, somos costureros y modistas de nuevas formas de relación entre hombres y mujeres, algo así como actualizar un traje Dior viejo, gastado y vetusto.

Y no es fácil, ya que convencer a la gallá de que las tradiciones son meros estereotipos, y que las asignaciones de roles que cada cultura destina a hombres o a mujeres son variantes, es como tratar de obligar a usar una falda en tonos pasteles en una temporada en que sólo se usa color tierra.

Por que, para ser sinceras a mi me tiene bien casada la tiranía de la moda europea, y por cierto la de la cultura hegemónica.

¿Quién dijo que era natural que a los niños se les educara a ser activos y a las niñas a estar ordenaditas en sus bancos del colegio? ¿quién estipuló que al crecer ese niño debería se fuerte y no llorar por que no quedó en tal o cual trabajo? y ¿quién determinó que la ordenadita, se convertiría necesariamente en madre, como el sueño más preciado de toda mujer, y bordaría en rosa durante la dulce espera? Puras construcciones culturales, impuestas por un sistema que se beneficia de este “buen orden de las cosas”.

El problema es que estas asignaciones, no traen necesariamente consigo el buen vivir ni el buen vestir, estas repercuten en que las mujeres que nos desenvolvemos en el ámbito laboral, incluso en países modernos, ganemos alrededor de 20 % menos que los hombres por igual función (aunque hay casos como en Chile que llegamos preciosamente al 35% de diferencia); que además estemos subrepresentadas en los espacios del poder político, en nuestra región no alcanzamos ni el 25% en términos de participación, o que estemos cansadas, agobiadas, lateadas, por dobles o triples jornadas. Algo así como que el vestidito de blondas en que nos encajaron a la fuerza nos está quedando chico

El rollo es que para los hombres, tampoco es que esté bien cortado el traje, como que les queda incomodo hoy en día, los constantes cambios de las mujeres, los han colocado en un sitial para el que no fueron educados, como si a Givenchy le pidieran que diseñara para una tienda mayorista. Ellos que debían ser machos recios, fuertes y peludos, se emocionan hasta con el comercial del jabón, ya no tiene princesa a la que salvar, ni es necesario que cual cromañon, traigan el mastodonte a la mesa.

Quizás ya es tiempo de comprender, de que necesitamos un nuevo guardarropa, que debemos tomar huincha de medir, tijeras, tizas y sentarnos a diseñar en igualdad y equidad…pero por favor los padrones de moda, esos que usaron para el corte y confección de los antiguos ropajes, dejémoslos en el bote de la basura.

* Columna publicada en la Revista La Palanca, Diario El Ciudadano

domingo, octubre 12, 2008

Un vestido y un amor


Nunca tuve claro si era por lo alta, por su voz gruesa o por la ironía a flor de piel, pero cuando era bien chica, mi tía Quena me daba algo de miedo.
Cuando fui creciendo, mi madre me contó, que había conocido a mi padre a través de ella, y al ver las fotos de la mutua graduación secundaria, su imagen se me fue acercando, de una u otra forma ella era participante directa de mi existencia en el mundo, no?
No es que hayamos sido compinches, pero su cabello rizado en permanente forma parte de mis recuerdos infantiles y adolescentes, de las vacaciones en la parcela de mis abuel@s, de fiestas de fin de año, de cumpleaños, de santos y otras celebraciones varias.
Y hoy, después de casi un año de batallarle los días a esa pinche enfermedad que está tan de moda, mi padre me llamó para avisarme de que se nos fue....y él y mis primas María Paz, Carola y Marcela, y el resto de la familia, están tan lejos como para darles una abrazo enorme...
Me cargan los lugares comunes que se ocupan para estas ocasiones, las miradas bajas por no saber mucho que decir........
Yo sólo quiero despedirme de mi tía Quena, la del vestido alegre

La vida te da sorpresas......ay si....


La verdad...es que una se descuida y zas...se le tuerce la cosa, y ahí queda una como alelá, casi con pánico escénico, sin saber mucho que hacer con esta alegría que tiene ganas de vestirme de lentejuelas e mandarme derechito con una radio pilas a la esquina de mi casa a bailar...

Por que, la pinche treintena te aconseja a ser cauta...a irse lentito por las piedras, no vaya a ser que en la atropellá, termine con un esguince múltiple al musculo palpitante.

Y claro, como lo racional no quita lo ansiosa, ando revisando el correo a cada rato, mirando el celular por si lo dejé en silencio, vauyereando el FB por si tiene actividad..

En resumen, por más incomodo que me sea, ando con los dedos y la lengua en capilla, amenazados que si no me hacen caso, los extirpo...y con esta canción de Amistades Peligrosas que me gustaba tanto el 93, de banda sonora de la teleserie...


domingo, octubre 05, 2008

Hace 20 años


Hace 20 años, yo tenía 13, usaba ropa amasada de colores vergonzosos y un cinturón amarillo enorme, que hoy desafiaría a todas las pautas de moda.
Hace 20 años, yo cursaba el 8vo básico, sabía que sería mi último curso en el Liceo Cervantes, y que me separaría de esas amigas-compañeras con las que había crecido desde los 6 años, para emigrar al Liceo 7 y comenzar nuevas experiencias.
Hace 20 años, en el departamento familiar habitaban 2 compañeros, a quienes llamábamos Pedro y Manuel, aunque cada vez que los nombrábamos sabíamos perfectamente que su bautizo había sido otro y que esas "chapas" revestían lucha y compromiso.
Hace 20 años, mi primo Igor llevaba 4 meses con una chapita en su chaqueta de mezclilla, mi prima Sandra tenía una bandera de colores, mi primo Gorki organizaba comandos en su jardín, mi hermano Francisco silbaba una canción que hablaba de la alegría y yo colgaba orgullosa una afiche en mi ventana.
Hace 20 años, madre, padre, tíos-as, hermanos-as, primos-as, amigos-as, recorrimos calles, pintamos muros, entonamos himnos, salimos a la calle en función de par.
Hace 20 años, nos sentamos frente al televisor cada noche a ver una franja que irrumpía con calorcito rico y con imágenes que espantaban el terror.
Hace 20 años, odié no ser mayor de edad, y grito en el pecho le dije a un profesor y repetí a quién me quisiera oír, que no podía ejercer mi derecho a voto, pero si a voz y que me iban a escuchar.
Hace 20 años, luego del almuerzo familiar, acompañé a Rosa, mi madre, Diana, mi tía y Sandra, mi prima al Liceo Manuel Amunategui a votar, y cada paso fue marcando futuro, y cada cuadra fue aminorando el miedo, y cada mirada cómplice en la fila de espera, fue confirmando que esta vez si comenzaba acabarse el terror y con ellos la sombra del mutismo, y la pena, el odio, la persecución y la censura.
Hace 20 años, salí orgullosa de dicho recinto, con mi pulgar manchado, por la tinta compartida de los idem de las mujeres de mi familia.
Hace 20 años, mi país se vestió de arco iris, de sueños y esperanzas.
Hace 20 años, no quedó vals sin bailar, tren sin hacer, casa sin construir.
Hace 20 años, agradecí a mi familia de permitir con su lucha y tesón que nosotros-as pudiéramos vivir en democracia.
Hace 20 años, como dijo un amigo, Dijimos NO, y fue la raja

sábado, agosto 30, 2008

Municipales, mujeres y partidos

A pesar de la creciente incorporación de mujeres en distintos espacios de la sociedad, uno de los más difíciles de ocupar ha sido el mundo de la política formal. Tanto así que cada vez que nos encontramos ad portas de una elección para cargos de representación popular, se suceden las movilizaciones tendientes a asegurar nuestra participación en ellas como candidatas.

Hasta el día de hoy no han pesado las señales que la ciudadanía ha dado en términos, no sólo de elegir a una mujer en la más alta magistratura como es la Presidencia de la República, sino la buena valoración demostrada en diferentes encuestas de atributos tradicionalmente asignados a las mujeres, como son la honradez, la inclusividad, la cercanía, entre otros.

Menudos mitos se han demolido, en los últimos años, como aquellos que decían que los hombres jamás votarían por mujeres, o que las electoras no premiarían a otras mujeres con su voto. Investigaciones recientes revelan que la intencionalidad de votos en clave de solidaridad de género, sí se produce.

Por lo tanto, la pregunta que surge en el contexto de las elecciones municipales es, ¿Qué explica la baja presencia de candidatas, incluso en partidos políticos que deberían asignar cuotas de género obligatorias?

La respuesta pareciera ser que la clase política no ha podido comprender el profundo cambio experimentado por la sociedad. Sí, porque pese al discurso de los dirigentes, en orden a que las mujeres tienen las puertas abiertas para participar de las elecciones populares como candidatas, la realidad señala que ello no es así.

Las barreras de tipo cultural son reforzadas con otras más estructurales, que tiene que ver con la falta de claridad a nivel interno de los partidos de los mecanismos de promoción y designación de candidaturas, la debilidad del poder de negociación política de los estamentos de género (vicepresidencias, departamentos o unidades de la Mujer) y los mismos sistemas electorales nacionales, que como en el caso de Chile, no integran mecanismos de promoción de candidaturas femeninas como las cuotas o financiamientos privilegiados.

Tremenda equivocación la que cometen los partidos que no integran a las mujeres en sus listas electorales, ya sea por razones prágmaticas -ellas han demostrado tener una alta elegibilidad-, pero además por motivos que tienen que ver con la profundización de la democracia. Es necesario incluir en los espacios de la toma de decisiones a la otra mitad de la población porque la subrepresentación de las mujeres en los espacios de poder constituye un déficit de la democracia.

La historia nos ha demostrado que la no inclusión de las nuevas actorías políticas y sociales dentro del juego democrático tiene como consecuencia el alejamiento de la ciudadanía del devenir político, colocándola en un sitial de espectadora pasiva y sin posibilidad de manifestarse políticamente.

Es necesario y urgente incorporar a estas nuevas actorías al juego democrático, recuperar y fortalecer el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres, ya que sin ellas, este será sólo un triste simulacro de democracia.

domingo, mayo 18, 2008

Del género, la política y otras yerbas socialistas

Durante el mes de abril, entre la confección de carteles, las manifestaciones fuera del Tribunal Constitucional, la píldora y las elecciones internas, entre toda esa bataola de información un correo electrónico cayó de improviso en mi casilla, y como su título no habla del Peta Fernandez, de la firmita o del vote por mi, pasó casi inadvertido.

Días después, limpiando la misma casilla, volvió a aparecer y más con la obsesión cuasi voyersia de saber todo de todo, lo abrí y de inmediato captó mi atención, a medida que pasaba la vista por este me iba contando como el PSOE y el Gobierno de Zapatero, apostaba en el recién creado Ministerio de la Igualdad por un rostro joven, su nombre Bibiana Aido, mujer profesional, socialista y menor de 35 años.

Siempre me ha llamado la atención la capacidad del PSOE de captar las necesidades de la población y sobre todo los cambios societales que se han dado en la ciudadanía española, no es baladí de que sean ellos quienes lleven la batuta en cuanto a gobierno socialdemócrata y la institucionalización a nivel del Estado de conceptos como transverzalización de género, igualdad de oportunidades. Debo reconocer que cuando me enteré de que las y los españoles socialistas entendían la violencia contra la mujer como una problemática de género y no como una situación cuasi anecdótica que sucede en forma intrafamiliar, suspiré y no fue un de esos suspiros leves, impreceptibles, sino que fue de esos profundos, largos y que repercuten el alma y el cuerpo, que te obligan además a pensar después…y claro, pensé….por que ellos-as y no nosotros-as…la respuesta no puede ser sólo geográfica, es decir, bien fácil sería pensar que se debe a que ellos-as viven en Europa y nosotros-as en América Latina…

No me queda muy claro como es posible que ambos partidos, perteneciendo a la misma vertiente ideológica sean diferentes cuando nos sentamos a hablar de los derechos de las mujeres; ellos-as hablan de paridad, nosotros-as ni siquiera respetamos un 30% de acción positiva de género en a inscripción de lista (y todas sabemos cuanto nos cuesta cada vez que hay elecciones).

Impresionante que ellos-as hablen de aborto, como un derecho humano y político de las mujeres, y nosotros-as, luego del último congreso, siendo que este derecho fue aprobado en plenaria para ser incorporado en las resoluciones, tengamos a nuestro representantes diciendo en televisión y foros públicos, que no tiene claro si fue votado o no, o que el Senador Letelier llegó atrasado a la votación plenaria y no alcanzó a entregar el voto político (situación que raya en el realismo mágico cuando una plenaria entera levantó su credencial esa noche para decir que estaban de acuerdo con el derecho de las mujeres a sobrevivir en el caso de un embarazo que ponga en riesgo sus vidas).

Tratando de encontrar algo que nos dejara mejor parados-as en esta comparación sin sacar a colación el hecho de tener a una Mujer en la más alta Magistratura, ya que todos-as sabemos que de no ser por la presión de la ciudadanía la Presidenta Bachellet nunca hubiera pasado el cerco B/Varonil, comencé a navegar por la web del PSOE, y me fui derechito su Secretaria de Igualdad (par de nuestra Vicepresidencia de la Mujer) y para mi sorpresa me encontré que estaba a cargo nada menos de Maribel Montaño. Para quienes no conozcan a Maribel, ella ha sido históricamente parte del grupo que ha propiciado la alianza política entre mujeres militantes del PSOE y aquellas que generan su acción política en la sociedad civil, teniendo el especial cuidado de mantener los espacio de formación y contar con la colaboración de Amelia Varcarcel, Dolores Renau, Rosa Peris, Inés Alberdi, Montserrat Boix, etc. Todas mujeres políticas feministas que trabajan en alianza la Secretaria de la Igualdad tanto en la producción y apoyo a las diputadas del PSOE como en la formación y preparación política de las militantes.

Cerré la página web, el correo electrónico, los blogs varios, y me puse a pensar que la gran diferencia, lo que en realidad nos separa entre PSOE y PS en cuanto a la perspectiva de trabajo con las mujeres militantes como sujetas políticas, es que ellos-as, si la tienen. Y la han mantenido en el tiempo, a pesar de los acuerdos y equilibrios que han tenido que generar en términos internos, han priorizado por instalar en su Secretaria de la Igualdad ha mujeres con reconocido trabajo político de género, y por lo mismo han podido mantener en el tiempo, insisto a pesar de las diferentes sensibilidad o corrientes internas a las que pertenezcan estas mujeres, proyectos de formación y alianzas que hoy dan los frutos que dan, que nos muestra a un Partido Moderno, inclusivo y con equidad de género.

Que ganas de tener un PS así, que deseos de que la Vicepresidencia vuelva ser un espacio con poder y proyecto político, como en los tiempo de Vivian Bachellet, Fanny Pollarollo u otras que de seguro se me van de la memoria y a las militantes que históricamente han hecho su aporte, que congregue a hombres y mujeres que creemos en la equidad de género, que se mantenga más allá de las incursiones de algunas, que aún nos negamos a que está sea una mera moneda de pago.