
Era obvio, que entre tanto barriar, iba empezar a pesarme la rutina, es que me mareo leyendo en las micros y en el metro es imposible intentar siquiera abrir un libro..
Por lo que intente escuchar música, hacía varios meses me compré un MP3 que estaba nuevecito de paquete en uno de los cajones de la cómoda, cargué todo lo que me permitió y partí una mañana al intercambio barrial. Santiago en pleno invierno y de mañanas es harto más bonito con banda sonora, y puedes hasta jurar que vas en tu propio video musical cuando quién te susurra al oído es la mismísima Corinne Bailey Rae......Fui feliz......durante una semana me puse al día con la cantidad de música bajada de internet (gracias Ares por favor concedido) o encargada a cuanto amigo/a viaja al extranjero. Estaba protegida del mundanal y rutinario ruido del recorrido al trabajo.

Pasaron los días, y mi jefa me preguntó por que la redacción de mis informes rimaban y por qué en vez de puntos seguidos o finales, usaba notas musicales.
Debí prestar más atención, pero el ruido crecía en mi cabeza y escuchar a las demás personas me era bastante difícil....

Una mañana, salí corriendo al trabajo, había pasado una terrible noche, soñé que era una cantante famosa y que mientras hacíamos un video para mi último hit, el bus donde yo iba cantando chocaba. Tomé el metro al ritmo de Bob Dylan, me bajé en la estación Irarrazabal para hacer el trasbordo al Bus 405 moviéndome con Juanes, pasé por la Plaza Ñuñoa y compré el diario cantándole a Aute que lo quería con alevosía, le avisé a mi jefa que había llegado bailando con Shakira.
A las 3 de la tarde cuando apreció mi jefa a pedirme que me sacara el MP3 o que al menos le baja el volu


Poco a poco las canciones se comenzaron a alejar de mi cabeza y el ruido fue desapareciendo.....
Mientras guardaba mi MP3 en el cajón de la cómoda, algo escrito en la caja me llamó la atención, la misma frase publicitaria que me llevó a comprarlo tomó otro significado, decía así "MP3 xxxxxxx; carga tu música directo a tu cabeza"