martes, febrero 05, 2008

De sexualidad, adolescente y Tribunal Constitucional

Una presentación jurídica ante el Tribunal Constitucional deberá dirimir si las adolescentes -y las mujeres adultas- del país podrán controlar el nacimiento de hijos no deseados y tomar sus propias decisiones en cuanto al ejercicio de su sexualidad.

Los querellantes buscan que el TC haga retirar de los servicios de salud las píldoras anticonceptivas de emergencia, el dispositivo intrauterino (DIU) y cualquier anticonceptivo hormonal que contenga levonorgestrel. Dicen que estos métodos son formas de aborto y violan la protección constitucional de la vida, argumento erróneo ya que estos procedimientos no actúan interrumpiendo los embarazos, sino previniéndolos.

Si el TC acepta esta falacia, ello tendrá efectos dramáticos, pues no estarán al alcance de ninguna mujer que los necesite, independientemente de su edad o sus circunstancias. El acceso amplio a la anticoncepción de emergencia es crucial para las adolescentes considerando que hoy, 15% de todos los nacimientos en Chile se da entre niñas entre 10 años a 19 años de edad, hecho que constatamos en nuestras escuelas.

Quienes quieren prohibir la anticoncepción de emergencia afirman que al proveer a las y los adolescentes de información clara y orientación confidencial y no prejuiciosa, y darles acceso a los métodos anticonceptivos disponible, se estaría interfiriendo el derecho de los padres y las madres de educar a sus hijas e hijos. Pero se equivocan: un sistema que provee información, brinda una plataforma para el debate, la confianza y la comunicación entre adolescentes y personas adultas, incluyendo a madres y padres, respeta el derecho de las y los adolescentes a la confidencialidad y la información, y alienta a buscar cuidados.

El Tribunal Constitucional debería rechazar esta solicitud y respetar las normas técnicas del Ministerio de Salud. Estas reflejan el progreso de Chile hacia una provisión del mayor estándar de atención de la salud a la totalidad de sus ciudadanas y ciudadanos. Las mujeres chilenas exigen y merecen no menos que lo que la medicina moderna puede ofrecerles para todas sus necesidades.